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La decisión gubernamental de resguardarse del efecto inflacionario en detrimento de las mayorías.

Yonathan Michel Meza

Ahora el alto ingreso es de pocos y la inflación es de muchos.

Para no padecer la inflación hay que ser ministro.

Todos sabemos lo que es la inflación, todos la padecemos, pues no hace falta ser un avezado economista para saber que consiste en una espiral creciente en los precios de consumo que limitan drásticamente nuestra capacidad de compra o nuestro poder adquisitivo, lo que acarrea un enorme costo social, pues hace que los esfuerzos de la población para mejorar sus condiciones de vida sean cada vez más arduos. En consecuencia, la inflación es denominada por algunos economistas como el impuesto de los pobres, y además no distingue colores políticos, afecta a todos por igual a excepción, al parecer, de los funcionarios públicos de más alta jerarquía, presidente, ministros, magistrados y generales de alto rango y otros. En fin, autoridades máximas de los poderes públicos constituidos, tales como CNE, Fiscalía y Defensoría además de los ya nombrados.

La inflación es un fenómeno muy complejo, lo que quiere decir, que sus causas pueden ser múltiples así como sus consecuencias. En este sentido, para precisar, nos atenemos a dos decisiones gubernamentales, que en su momento constituyeron noticia. La primera noticia está registrada en los meses de agosto y septiembre de 2009 y dice así: Asamblea Nacional aprueba aumento de 44% a sueldos de altos funcionarios. La segunda noticia se registra en enero de 2010 y fue reflejada de varias formas con respecto a la devaluación del bolívar frente al dólar, como consecuencia del régimen de control de divisas, algunos titulares decían “viernes rojo” otros “el bolívar débil” y otros “nuevos trámites para obtener divisas”

Ahora bien, si relacionamos estas dos noticias, surgen interesantes preguntas, para muchas inquietudes ciudadanas, lo que implica una investigación a fondo, sin embargo, para generar un tema de debate, nos preguntamos ¿Qué relación tienen estos dos hechos noticiosos en el efecto inflacionario del país? Cabe destacar, que la inflación en Venezuela es una de las más altas de Latinoamérica. En base a lo anterior, podemos plantearnos las siguientes interrogantes ¿Sabían los funcionarios encargados de la política monetaria, que el control de cambio bajo régimen CADIVI era insostenible a 2,15 bs por dólar y por ello se aumentaron los sueldos unos meses antes de aplicar la medida de un nuevo control de cambios? Esta hipótesis toma fuerza a partir de la filtración de la información, que decía que en diciembre 2009 estos altos funcionarios cobraron cuantiosas utilidades consistentes en 90 días de sueldo más presuntamente en algunos casos un bono especial, por supuesto es una información que el gobierno considera como secreta. Por esos días, el fallecido economista Maza Zabala catalogaba la medida de aumento de sueldo para altos funcionarios como algo inmoral.

Posteriormente, el anuncio de devaluación en enero 2010 cayó como un balde de agua fría en el grueso de la población, hasta el punto que aún hoy se padecen los efectos inflacionarios, se mina la confianza en la moneda nacional, lo que, a nuestro parecer, estimula la especulación de inversionistas, sobre todo en el ámbito inmobiliario, que acarrea altos costos de materiales, altos costos en arrendamientos de viviendas y las sumas se hacen exorbitantes cuando se habla de compra. En fin, son múltiples los despliegues del efecto inflacionario, que como ciudadanos hemos visto, por ejemplo, el aumento de los costos de producción y su consecuente escasez.

La doble devaluación del bolívar


La inoperatividad del control de cambio

Yonathan Michel Meza



Estamos acostumbrados a ver la realidad desde nuestro punto de vista, y en ocasiones, desde nuestras necesidades más urgentes, y es válido, tenemos derecho a ello. Pero si queremos buscar soluciones a los grandes temas que hoy nos afectan y nos preocupan como venezolanos, tenemos que relacionar la información disponible y asociar nuestro pensamiento con la dinámica de la realidad. Debemos situarnos en el lugar de otros, tratar de ver desde la perspectiva de otros.


De este modo, la necesidad de revisar el control de cambio monetario, resulta un reclamo de la dinámica de la realidad. Vamos a ofrecer algunas reflexiones sobre el tema y, en consecuencia, dejaremos que el lector, desde su experiencia, detecte las anomalías de la política monetaria actual, que en definitiva afectan a todo ciudadano. Pues, tanto la inflación como la devaluación monetaria es un tema de interés ciudadano.


La economía global no es una relación parcial, las importaciones de un país constituyen a su vez las exportaciones de otro país, esto que parece obvio, a veces no es tomado en cuenta por algunos planificadores de la política económica y monetaria.


Así, que las consecuencias de los actuales precios del petróleo (promedio de 100 dólares), han sido abordadas, sobre todo aquí en Venezuela, desde la perspectiva del exportador-vendedor, es decir, de nosotros como exportadores de crudo, dato comprensible, pues somos un país rentista y de ello depende la espina dorsal de nuestra economía.


Ahora bien, si queremos planificar nuestra política petrolera, económica y monetaria en las tres fases de un desarrollo programático, entiéndase: corto, mediano y largo plazo; debemos también indagar la perspectiva del comprador-importador, es decir, EEUU.


Es necesario reflexionar sobre lo que acarrea el aumento brusco en los precios del petróleo, las burbujas en los precios del petróleo, (que ya no ha lugar a llamarse burbujas), inciden directamente en la degradación de la moneda de reserva o de divisa, es decir, el dólar. Esto, a su vez, incrementa la especulación que juega al debilitamiento del dólar para obtener una ganancia en los mercados bursátiles.


No vamos a abordar aquí, la razón por la que EEUU goza del privilegio de poder emitir la moneda de reserva internacional, admitamos que es un hecho, que en el futuro esto llegue a cambiar, es otro asunto.


Al hacer una revisión histórica de la relación productores y consumidores de crudo, se observará que los altos precios del petróleo en la década de los setenta empiezan a debilitar la moneda norteamericana, tanto así, que EEUU debe adoptar la medida de abandonar el patrón cambiario Oro-dólar (22oz de oro/dólar) para la época, por previsión de que los dueños de petrodólares, pusieran en jaque la economía estadounidense pidiendo el canje de esos dólares en oro.


Eso es lo que estamos viendo actualmente, pero en otra fase, extensión de aquella “guerra de divisas” (Recuérdese la polémica actual EEUU-China sobre la infravaloración la moneda asiática), no se trata de una crisis del capitalismo, pues, esto equivale a una abstracción sin conexión con la realidad, se trata de unas reglas de juego que se han tenido que readaptar a la dinámica de los acontecimientos, muchos de los cuales no estaban previstos, pero a los que desde el punto de vista político, hubo y hay que hacerles frente.


En este orden de ideas, las transnacionales petroleras no previeron que unos venezolanos: Betancourt- Pérez Alfonzo, iban a conformar en alianza con los países árabes un cartel (OPEP) que impondría las reglas del juego en el negocio petrolero y desbancarían a las transnacionales. Pérez Alfonso tampoco previó, parco como era, que autocracias como las del Sha de Irán iban a utilizar el petróleo como arma política, y hasta de chantaje energético.


En consecuencia, el aumento brusco del petróleo ha sido uno de los ingredientes de la degradación de la moneda de reserva. Observamos que esto no es bueno para la economía global, esto lo saben muy bien países como Arabia Saudí, por ello este país de petróleo dulce financia la deuda pública de los EEUU, sabe que si EEUU entra en una crisis económica, le va mal al resto del mundo, en otras palabras, Arabia Saudí ayuda a mantener el equilibrio monetario, apalancando la economía norteamericana.


Nuestra perspectiva de país rentista, debe ampliarse, nadie pide que financiemos la deuda de EEUU, pero debemos aprovechar con justo celo los excedentes por concepto de petróleo, reinvirtiendo en la misma industria petrolera y en la medida de lo posible diversificar la productividad, sobre todo la agricultura, que a fin de cuentas es la que permite una base para proyectar el desarrollo. En otras palabras, debemos tomar conciencia de que la luna de miel que ha configurado los altos precios del petróleo no va a durar para siempre. En definitiva, aumentar nuestro PIB permitiría que nuestra moneda no se devalúe como ha venido sucediendo, y no estaría de más, aumentar las reservas en oro, ante un probable y previsible ajuste en el Sistema Monetario Internacional.


En lo que respecta a algunos países de Latinoamérica, los altos precios del petróleo no han afectado mucho sus economías, pues hay una fuerte tendencia a la diversificación económica, y a no depender de un solo mercado, ni de un solo rubro.


Vamos a nuestro punto inicial, las monedas latinoamericanas se han valorizado con respecto al dólar, en Colombia, por ejemplo, el dólar se ha devaluado con respecto al peso colombiano, o dicho a la inversa, el peso colombiano se ha fortalecido, pero que sucede en Venezuela, a pesar de que incidimos directamente en el debilitamiento del dólar, nuestra moneda se devalúa con respecto al dólar. La razón, a mi parecer, entre otras muchas, es causa de un control de cambio que ya no es operativo, si alguna vez lo fue, pues además, se estima que hay una alta fuga de capitales, aparte de la fuga de cerebros, que constituye la peor pérdida de un país.


Nuestra moneda, se podría decir, sufre una doble devaluación, pero no es cuestión de echarle la culpa a terceros, debemos tomar en cuenta también la disminución de nuestro PIB. Nuestra disminución en la capacidad inventiva para proponer salidas coherentes y que llamen la atención de la mayoría.

El control de cambio tal como hoy funciona, no es operativo, trae más daños a nuestra economía que beneficios, para que se tenga una idea clara de la devaluación de nuestra moneda: 250 mil pesos colombianos equivalen a un promedio de 1000 bolívares nuevos, si hace 20 años alguien hubiese hecho este pronóstico, sería tildado de loco, pero la realidad es así, es dinámica e imprevisible, sin embargo, podemos transformarla, y eso implica que las situaciones adversas de hoy se pueden canalizar en oportunidades para el ingenio humano y hacerlas favorables. Si calibramos los diversos factores que hoy inciden en nuestra realidad podríamos lograrlo, el nuevo papel global de China, por ejemplo, hay que tomarlo muy en cuenta. Eso sí, con reglas claras, que no sean asimétricas, la relación debe situarse en el terreno ganar-ganar, no que China gane y Venezuela pierda. Pero esto sería, aunque relacionado, ya otro tema.


El control de cambio, paradoja de paradojas, ha permitido una devaluación de nuestro bolívar, al tiempo que ha impedido un mínimo de flujo de divisas sin las trabas burocráticas para potenciar la industria interna. En un mundo tan complejo como el actual, es necesario delegar competencias, y articular distintas visiones (equipo de economistas, políticos, académicos…) que permitan desarrollar las vías para afrontar estos desafíos, a saber, fortalecer nuestra economía. Los triunfos de hoy tienen un ayer de muchos fracasos pero jamás de derrotistas, que claudican antes de empezar la vida tal como es, un mar riesgoso en el que intentamos navegar.


Es necesario generar un debate sobre este asunto, ¿Es operativo el control de cambio? ¿Es necesario? ¿Qué correctivos requiere? ¿De no existir el control de cambio, nuestra moneda se hubiese devaluado? Aumentar el PIB, diversificar la economía, aumentar las reservas en oro, potenciar la agricultura y revisar el control de cambio, y todo esto ante una inminente crisis económica en EEUU, nuestro principal comprador de crudo, deberían ser tomados en cuenta en el debate político. Mi persona vota por una eliminación gradual del control de cambio, pero tomando conciencia de que es un tema sensible, en todo caso, alza su pequeña voz, para que el control de cambio sea revisado, para qué por lo menos sea más flexible, más honesto, con menos burocracia y con un mayor sentido de la realidad.

¿Y mi dinero dónde está?


El dinero produce más dinero y seguramente por todos es sabido. Entonces, lo importante es acumularlo. Para acumularlo tenemos que evitar gastarlo o si lo gastamos debe ser en cosas que ayuden a producir más dinero.

Uno de los problemas más grandes que tenemos para acumular dinero son las DEUDAS, el otro problema es el CONSUMISMO. Veamos en detalle cada uno.

DEUDAS

Si tienes deudas, esa deuda te crea más deuda. Entonces, el primer paso es cancelar toda deuda para salir de ese círculo que no parece terminar. Para ayudarse en el pago de esa deuda, es importante ponerse en un estado de alerta ante los gastos estúpidos que hacemos cada día. Hay que frenar las compras innecesarias, cuando vayas a comprar algo, pregúntate si realmente lo necesitas. Al ahorrar en compras, te queda dinero de sobra para pagar la deuda.

Continuemos con las deudas. Pero tener deudas no es del todo malo, siempre que sean deudas buenas. Hay dos tipos de deudas. Las malas y las buenas. Una deuda mala o una compra mala es comprarse un carro, que con el tiempo pierde valor o necesita cada día gasolina o invertirle dinero en repuestos. Otra deuda mala son las tarjetas de crédito. Porque te hacen pensar que puedes comprar ahorita y pagar después. Si tienes cuatro, quédate con dos, y si tienes dos, quédate con una.

UNA DEUDA BUENA es prestar dinero para comprarse una casa, un terreno u otro producto o cosa que no pierda su valor con el tiempo. Al contrario de un televisor, una computadora, una casa mantiene o aumenta su valor con el tiempo. Mantienes el precio por el cual la compraste y además recibes cierta ganancia. ¿Pasará lo mismo con un carro? Tal vez, pero pocas veces. Si te haces taxista o trabajas con él, pues es posible, y en este caso es una buena inversión.

EL CONSUMISMO

No nos queda dinero que guardar o INVERTIR porque entre más tenemos más comemos o gastamos. La clave está en parar los gastos que no sean realmente necesarios. Hay, por ejemplo, un tipo de gastos que se llaman “hormiga”, se refiere que poco a poco vamos gastando mucho. Sin querer, en un día cualquiera hacemos compras no tan necesarias como una caja de caramelos, un cigarrillo, una botella de refresco o cualquier cosa mínima que a veces no notamos. Si ponemos vigilancia a estos tipos de gastos, seguro que nos sobra más dinero para invertir.

LA CANTIDAD

Para empezar a ahorrar no importa la cantidad, lo importante es empezar. Hay una situación muy clara y que quizás a mucho nos ha pasado. El derecho que creemos tener de gastar más si tenemos un aumento de sueldo o tenemos mayores ganancias.

La salud financiera depende de uno mismo y de un cambio de actitud.

¿Cómo atraer más dinero a tu vida?



Hola:
Les presento un artículo que encontré en la red. Es una buena reflexión sobre el dinero. Estaba en francés y me tomé la molestia de traducirselo.
Aquí va...
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Por Marie-Josée Lamoureux / Traducción de Nelson Méndez
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Dime cuántas veces has escuchado o dicho frases como estas:

Pobre nací y pobre me muero
El dinero no crece en los árboles
El dinero es el culpable de todos los males
El dinero no da felicidad
¿Y tú qué creencias tienes con respecto al dinero?
Las creencias que tengamos con respecto al dinero constituyen el obstáculo más grande para atraerlo a nuestra vida.Desgraciadamente, estas creencias no las han trasmitido de generación en generación. Agreguemos a esto, que las religiones han alabado bastante las virtudes de la pobreza: “es mas fácil que un camello pase por el ojo de una aguja a que un rico entre al Reino de los Cielos”. Y bla, bla, bla…

Con todas estas creencias, a veces conservadas de manera inconsciente, ¡no es de sorprenderse que no veamos el dinero manifestarse en nuestra vida! ¿Qué es exactamente? ¿Es el dinero la causa de todos los males? ¿Es la pobreza realmente una virtud?
¿Han notado ustedes que la mayor parte del tiempo son quienes no tienen suficiente, quienes cometen los delitos para tenerlo?

Personalmente, considero que el dinero es una simple energía, no es ni buena ni mala en sí misma. Pienso que es más bien la utilidad que le damos lo que está bien o mal. Se dice que el dinero no es la felicidad. ¡Quizás, pero una cosa es segura, hace la desgracia más cómoda!
¿Y tú que piensas ?

¡Lo queramos o no, el dinero hace parte de nuestra realidad y sucede que uno no vive solamente de amor y agua fresca!

Te propongo un jueguito, toma un pedazo de papel y un lápiz, haz un listado de tus creencias. Haz un listado con los pensamientos y malestares que alimentas:
¿Crees merecer más dinero?
¿Crees que todos los ricos son avaros?
¿Crees que si tienes más dinero en tu vida, vas a atraer malos amigos?
¿Crees que si estás bien financieramente, tus amigos y tu familia se pondrá celosa?

Tómate el tiempo para evaluar las consecuencias de estas creencias y reemplácelas por pensamientos positivos, ve todas las cosas buenas y todas las acciones que podrías hacer si tuvieras más dinero en tu vida. Enseguida, haz un listado de todas las cosas positivas y péguelo en la puerta de tu nevera para que lo tengas bien a vista.
Para terminar, acuérdate de una cosa: en la vida no recibimos lo que merecemos, sino lo que creemos merecer.
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