Mi nueva revisión sobre las ideas pedagógicas de Gramsci









Introducción

Aunque hemos realizado con anterioridad un trabajo parecido sobre las ideas pedagógicas de Gramsci y los aportes teóricos de Paulo Freire, hemos querido retomar esta propuesta para permitirnos profundizar un poco más sobre sus ideas, y también porque después de una segunda lectura más calmada, de estos autores, pensamos que hemos conseguido cosas nuevas o sus ideas se nos hacen más claras.
Para llevar a cabo este análisis nos vamos a apoyar en los trabajos de Jesús Palacios sobre A. Gramsci: educación y hegemonía y P. Freire: concientización y liberación

La clase dominante


Aunque vivieron en épocas diferentes Paulo Freire y Antonio Gramsci comparten importantes similitudes. En tal sentido, en el siguiente trabajo quisiéramos compartir los puntos que creemos convergentes entre uno y otro.
La gran reflexión de los dos empieza con el cuestionamiento que ellos hacen de la escuela de su momento. Gramsci critica la cultura burguesa y dice que la educación es un efecto de ésta. Agrega que el hecho de que la escuela se mantenga sin cambios es una señal que muestra una escuela pensada por los burgueses para sus hijos. Ante esta situación subyace una crisis de la escuela motivada esencialmente por el Estado y su organización.
Grasmci critica especialmente que la enseñanza media y superior esté más disponible para los mediocres hijos de los burgueses que para los capaces hijos del proletariado. La crítica se acrecienta porque todos pagan impuestos por igual, pero las oportunidades son más favorables a los burgueses.
Por su parte Freire, aunque se expresa con términos distintos, la significación de sus aportes apunta en la misma dirección de Gramsci. Freire dice que la sociedad de su tiempo era una sociedad en transición, comenzaba a abrirse pero no tan fácilmente. Freire maneja la idea de que es todavía una sociedad cerrada creada por los opresores y con una escuela que responde a las necesidades de ellos. La escuela de la clase opresora quiere mantener el status y privilegios de la clase dominante, por eso, se desarrolla un sistema educativo que los favorezca.
Gramsci y Paulo Freire coinciden en que la escuela, como lo dicen Baudelot y Establet, es divisionista, no es única, sino que prepara sujetos, o como lo menciona Freire, objetos para el trabajo intelectual o el trabajo manual.
Gramsci critica especialmente que la escuela produzca personas instruidas para hacer un oficio pero sin cultura general. Igualmente, arremete contra la maquinismo y el embrutecimiento en el que van a parar los trabajadores. Él quería que la escuela produjese gente crítica, analítica y habituada a la abstracción. La escuela técnica y profesional, una de las escuelas de su tiempo, producía sólo mano de obra, no seres pensantes.

¿Qué hacer?

Los dos proponen cambios estructurales profundos. Gramsci dice que cambiar la escuela supone un cambio en la sociedad. Actuar sobre el Estado e imponer cambios políticos y económicos. Su proyecto implica cambiar muchos paradigmas como el concepto de intelectual, sus funciones y la definición de cultura. Dice que el intelectual no debe estar alejado de las masas y en puestos directivos y hegemónicos, pues esta situación lo une a la cultura tradicional y al concepto de cultura como saber enciclopédico. De hecho, propone que el intelectual debería tener una nueva perspectiva. En primer lugar dice que todos somos intelectuales, ya que todos utilizamos el intelecto para realizar determinada tarea, pero no todos tienen la función de intelectual en la sociedad. En cuanto a sus funciones veamos lo siguiente en palabras de Jesús Palacios:

El modo de ser del nuevo intelectual no puede residir ya en la elocuencia, motor exterior y momentáneo de los afectos y de las pasiones, sino inmiscuirse activamente en la vida práctica, como constructor, organizador, “persuador permanente” y no puro orador (Palacios, 1994)

Con respecto al problema de la educación, dice que no es tarea solitaria de los pedagogos ni de la política educativa. No se trata de construir más escuelas o promulgar nuevas leyes. Como problema social y político, solucionar esta situación implica pasar por una reforma cultural que abarque una transformación en lo económico y lo político, pero sobre todo una reforma económica para que haya una elevación de los estratos deprimidos. Gramsci busca el cambio, pero apuntando más hacia una sociedad socialista y donde las masas tomen el poder.
Por otro lado, Freire está consciente que el problema de la educación no descansa únicamente sobre lo pedagógico. Sabe que es producto de las circunstancias sociales y de una clase dominante que quiere perpetuarse. En este sentido, también al igual que Gramsci, propone una reforma cultural, la cual implica más que aspectos pedagógicos.
Significa una sociedad abierta, cambiante y democrática y con la cultura de la palabra. Recordemos que Freire está problematizando sus aportes en una cultura del silencio, en donde unos hablan y los otros acatan, por eso la importancia del diálogo y del cambio.
La utopía que propone Freire busca desarrollar una conciencia crítica en los oprimidos que les permita liberarse. Cambiar las instituciones que a veces están al servicio de los opresores. Es el caso particular de la iglesia católica, Freire, dice que ha servido a las clases opresoras, ha sido una servil institución que con la noción de la humildad e ideas falsas ha engañado las masas.
En este nivel de la discusión, los oprimidos de Freire se convierten en revolucionarios. Como encargados de la revolución cultural deben alcanzar el máximo nivel de concientización.

El hombre

Tanto para Freire como para Gramsci, el problema del hombre ocupa un lugar predominante dentro de sus aportes. Gramsci lo ve como creación histórica, como espíritu, no como naturaleza. Es decir, el hombre es producto de las circunstancias históricas y sociales donde se forma, no es un desarrollo espontáneo e inmanente. De igual manera es su conciencia, ésta es un reflejo de la sociedad no un producto individual. Para la educación es importante tener esto en cuenta porque si no se actúa con la conciencia de que existen estos elementos, el trabajo se está perdiendo.
Freire habla de que el hombre no está en el mundo como objeto y que tiene la capacidad reflexiva y crítica. Además que tiene el gran potencial de transformar el mundo. Freire compara el hombre con el animal y dice que a diferencia del último, el hombre tiene la posibilidad de tomar decisiones y pasar de objeto a sujeto. El hombre no es instintivo ni reflexivo y no solamente tiene existencia sino que es histórico –idea manejada por Gramsci también- por su capacidad de incorporar el pasado al presente y de transformar el presente con relación al futuro.
La idea más interesante con respecto a las características que Freire menciona sobre el hombre es la idea de conciencia. Es decir, el conocimiento de sí mismo y del mundo. Y al estar en el mundo mantiene relaciones con los otros hombres, por lo tanto es un ser que se realiza en la comunicación, en la dialéctica.

El modelo educativo

Gramsci critica que la escuela esté separada de la vida, él ve que no hay conexión entre la formación que se le da al niño en la escuela y la construcción social y cultural que el niño trae de la casa o de la vida. Por lo tanto, cree que debe haber un equilibrio entre lo que ocurre en la vida y lo que se enseña en la escuela. En la escuela se deben adquirir elementos teóricos-prácticos que permiten liberar al hombre de toda concepción mágica de los eventos del mundo.
En cuanto al sentido de la escuela, dice que su función es la de transmitir a las nuevas generaciones las experiencias de las viejas generaciones, de hacer que los jóvenes adquieran hábitos y unas inclinaciones particulares. También le interesa que la formación que se dé, sea para crear personas que sepan construir una vida para el bien colectivo.
Para la implantación de una nueva práctica educativa Gramsci encuentra dos obstáculos. Por un lado, la procedencia de los estudiantes, ya que esto implica que las capacidades y las posibilidades son diferentes. Es bien sabido que un niño que proviene de un medio con buenas posibilidades económicas, vive en un ambiente que le permite desarrollar más posibilidades de asimilación y estimulación.
Por otro lado, están los métodos y contenidos. Gramsci propone un tipo de escuela en donde debe predominar la coacción y la disciplina, esto es la educación antes de la pubertad. La escuela antes de la pubertad debe transmitir cierto tipo de conocimiento básico cultural y ejercer cierta disciplina según las características de los niños, además nunca de manera bruta. Después de la pubertad, la escuela debe ser libre y más creativa. Aquí se debe fomentar la creatividad, la autonomía y la autodisciplina.
La escuela creativa, que propone Gramsci, significa para él lo máximo de la escuela activa. Aquí el aprendizaje se da de manera espontánea, por los esfuerzos que hace el estudiante, ya que el maestro es solo es un guía amistoso. Para Gramsci las cosas que se adquieren con esfuerzo son más duraderas y productivas.
Al respecto ve al aprendizaje del latín como una materia importante, pues permite disciplinarse, tener espíritu crítico y poder de síntesis. También considera a la investigación histórica como pertinente,
A Gramsci le preocupa que haya una división que prepara para el trabajo, a la que asisten los hijos de los proletarios y otra escuela para la creación de los supuestos intelectuales. Piensa que debe haber una escuela única, preparatoria que vaya llevando al jovencito a que tome su propia decisión sobre su futuro profesional. Se opone a la escuela que prepara para una profesión porque sigue manteniendo las diferencias entre clases burguesas y proletarias.
Revisemos que más nos agrega Palacios sobre la escuela única:

Esta escuela única tendrá dos fases: una de carácter humanístico, formativo, de cultura general en la que las capacidades de trabajo intelectual y manual se armonizarán, y una segunda fase en la que se desarrollarán los valores fundamentales del humanismo, la autodisciplina intelectual y la autonomía moral necesaria para la posterior especialización científica, técnica o productiva. De esta escuela única se pasará, tras experiencias de orientación profesional, a una de las escuelas especializadas o a la Universidad. (Palacios, 1994)

Leemos en las palabras de Jesús Palacios que la escuela única busca en un primer momento nivelar capacidades manuales e intelectuales y luego desarrollar valores humanos, intelectuales y morales. Después, tras orientar a los estudiantes, son ellos los que deciden que rumbo tomar, así se evita que sea la escuela la que los vaya dirigiendo o que desde un principio los prepare para un trabajo determinado.
Como aparato ideológico del estado, idea de Althusser, la escuela responde a los privilegios de la clase dominante. Veamos a continuación, como Freire expresa esta concepción de la escuela hecha por los opresores y qué propuestas hace él.
Él dice que cuando las masas empiezan a pedir más educación o más escuelas, la clase opresora empieza a responder de la siguiente manera. A los campesinos analfabetos se les da educación extensiva y a los estudiantes educación bancaria.
La educación extensiva se refiere a la entrega, transmisión de información y a la invasión cultural, es decir, la clase opresora impone sus perspectivas a la clase oprimida. Freire dice que esto se hace a través de de slogans y propaganda, lo cual no es verdadera educación, pues no tiene ninguna repercusión social ni hace crítico al aprendiente.
La educación bancaria trata de la simple entrega o de pasar un contenido como si fuera ya una cosa acabada y que luego el aprendiente tenga la capacidad de reproducirlo. Lo bancario es una imagen que nos ilustra el hecho de hacer depósitos de conocimientos y luego retiros, pero sin problematizar ese conocimiento o cuestionárselo. Según Jesús Palacios para Freire educar es:

Crear la capacidad de una actitud crítica permanente, actitud que permita al hombre captar esa situación de opresión en que se halla sumido y captar esa situación de opresión como limitante y transformable. Educar, para freire, no es transmitir conocimientos hechos y estáticos, sino crear una situación pedagógica en la que el hombre se descubra a sí mismo y aprenda a tomar conciencia del mundo que le rodea, a reflexionar sobre él, a descubrir las posibilidades de reestructurarlo y actuar sobre él para modificarlo. Toma de conciencia, reflexión y acción se convierten así, en los elementos básicos inseparables del proceso educativo. (Palacios, 1994)

Notamos en la anterior cita que se parte de la idea de opresión, ante este escenario Freire propone una educación que le permita al hombre tomar conciencia, se haga crítico y pueda transformar su situación, su realidad.
A la educación extensiva Freire propone la educación a través de la comunicación. De esta manera se produce el diálogo y no una transferencia Dice que a los hombres hay que problematizarles su situación concreta, hacerles tomar conciencia por medio de la dialéctica. Freire critica que al sujeto se le vea como objeto y que solo se reciba contenidos en vez de conocimiento. Al respecto hace una reflexión sobre lo que es el conocimiento. Dice que conocer implica comprender la causalidad de las cosas, no saber que solamente existen, agrega que el conocimiento es saber que la realidad no es fragmentada, sino que es una totalidad. Por último que el conocimiento no es neutro, está ligado a condiciones históricas y sociológicas.
A la educación bancaria, Freire confronta la educación problematizadora o liberadora. Ante la dicotomía del maestro que da y el estudiante que recibe, el brasileño dice que la ecuación problematizadora se debe a la esencia del ser. Se cuestiona constantemente la realidad, se fundamenta sobre el diálogo, despierta la creatividad, impulsa la reflexión y hace a la persona revolucionaria, se pasa de objeto a sujeto.
En este momento se hace importante hablar del papel del maestro. En la educación Freiriana, el maestro se encuentra en una posición horizontal con respecto al alumno. Y su función de transmisor de contenidos cambia por el de problematizar el contenido que se pretende enseñar. Su papel es despertar la conciencia crítica para que el discente tenga una postura crítica ante su vida y la realidad que le toque en suerte.
El método que Freire presenta se da en tres etapas. La investigación temática, que corresponde a temas encadenados a las relaciones del hombre con el mundo y cómo esas relaciones se representan en su conciencia. Aquí se trata de buscar temas generadores que saquen del letargo el pensamiento y la acción de los oprimidos. Para Freire ellos son los nuevos contenidos programáticos de la educación, se caracterizan por no ser dictados por un ministerio y por ser mutables y dinámicos.
Después viene la codificación, el entendimiento o la aprehensión de la realidad concreta sobre la que estamos actuando, por último arribamos a la descodificación: momento de análisis y cuestionamiento de la situación codificada.
Para concluir, debemos notar que Freire le da un papel fundamental a la conciencia, esta es la clave para lograr el verdadero cambio en el aprendiente, despertar su espíritu crítico sobre su realidad para que pueda transformarla y él, fundamentalmente, pueda ver su papel en el mundo.

Conclusiones

Conociendo las distancias y las épocas, después de revisar a Gramsci y a Freire, vemos que sus propuestas no dejan de ser interesantes. Sin embargo, siempre queda la duda sobre la aplicabilidad, pues todavía hoy pareciera que los modelos educativos que ellos proponen, en especial el de Freire, no han encontrado su verdadero asentamiento en nuestros sistemas educativos.
La educación todavía sigue siendo un Aparato Ideológico del Estado y las masas no terminan de revelarse. Al hacer esta reflexión, estoy hablando particularmente de Latinoamérica en donde la educación parece que sigue siendo en algunos casos un privilegio de las clases más acomodadas.
Por otra parte, cuando la educación llega a las clases menos favorecidas, es como dice Freire para invadirlos culturalmente, pero no para formar personas críticas porque eso puede tener un precio posteriormente.
En resumen, los dos autores revisados, se ponen de lado de los menos favorecidos y buscan su transformación, para ello proponen una transformación a nivel macro, lo que impone grandes cambios en la configuración de la sociedad.


Bibliografía

- Antonio Gramsci: Educación y hegemonía (perspectiva liberadora). LECTURAS: En Palacios, op. Cit. “A. Gramsci. Educación y hegemonía” (pp. 397-428)

- Paulo Freire: Concientización. LECTURAS: En Palacios, op. Cit “Paulo Freire: concientización y liberación” (pp. 522-555)

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1 comentario:

Anónimo dijo...

Trouvez-vous que la traduction est intéressant? Esaayez de traduire cette phrase:

Γνωρίζατε ότι ο ιδιοκτήτης αυτού του blog είναι ένα δράστη σεξ στο Πανεπιστήμιο της Οτάβα;