La oposición hombre-animal en Juan Darién de Horacio Quiroga


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Introducción
Beuchot (1997) dice que unos de los objetivos de la interpretación es la comprensión del texto abordado. No se interpreta en vano o como un mero ejercicio mental, sino que se busca dialogar con el texto para hacer flotar las intenciones que guarda herméticamente. En este sentido, trataremos de sacar a la luz nuestra comprensión e interpretación del cuento Juan Darién (1912) de Horacio Quiroga.
Cuando el intérprete está frente al texto la pregunta más común es cuestionarse qué significado trata de transmitir el enmarañamiento de signos que tiene enfrente. Y el intérprete puede avizorar hipótesis, sin embargo, como dice Ricoeur (1995) la interpretación que se dé, debe ser probable. Esto quiere decir, que aunque la interpretación esté impregnada de la subjetividad del intérprete, ésta tiene que tener algo de posible y objetivo.
Para que la interpretación no radique totalmente en lo subjetivo, se disponen de ciertos pasos para llevar a cabo el análisis. Llegamos aquí al círculo de la comprensión o hermenéutico. Gadamer dice que hay una regla hermenéutica, a saber, que “el todo debe entenderse desde lo individual, y lo individual desde el todo”. (Gadamer, 1994: 63). Rodríguez (2002), retomando a Gadamer y Habermas, describe las fases del método hermenéutico de la siguiente manera: menciona la comprensión, la interpretación y la aplicación; además, de los niveles de análisis: formal, semántico y socio-cultural.
Entendemos la comprensión como el significado primario o una etapa de “ingenua captación del sentido del texto en su totalidad” (Ricouer, 1995: 86), paso previo a la interpretación; en donde se genera una opinión sobre el objeto estudiado. Luego la aplicación, que es en palabras de Beuchot “traducir o trasladar a uno mismo lo que pudo ser la intención del autor, captar su intencionalidad a través de la de uno mismo” (Beuchot, 1997:14).
Con respecto a los niveles tenemos que el formal está dirigido a lo narrativo y la lógica de lo que se narra en el texto. El nivel semántico se centra en elementos textuales y hace una conexión entre la estructura superficial del texto y su estructura profunda. Por último, el análisis socio-cultural se extiende al contexto o las condiciones socioculturales en las cuales se produjo el texto o el relato expresado en el mismo.
Desarrollo
Juan Darién
Juan Darién es el relato de cómo un tigre llegó a vivir y morir entre los hombres. A causa de la viruela, enfermedad que azotó a un pueblo, muchas personas, perdieron a sus hijos y muchos hijos a sus padres. Destaca el cuento que una joven y viuda madre perdió a su hijo unigénito y esto le causó profundo dolor.
Aún bajo la manta del pesar, una noche un cachorro de tigre ingresó a su casa. Ella, como buena madre, lo abrazó en su seno y lo adoptó como si de otro hijo se tratara. Una noche ante el peligro de que descubrieran al animal –pues en su pueblo no querían a los animales salvajes-, las palabras prospectivas de una serpiente le dijeron que su tigrecito se convertiría en humano, pero que a los doce años, por palabras de otra mujer, perdería su condición de hombre y le llegaría su muerte.
Con el tiempo el niño-tigre fue llamado Juan Darién. Era un niño muy bueno y generoso y tenía un cariño especial por su madre y también empezó a ir a la escuela, pues lo que más quería era instruirse.
Una vez que se celebraba una fiesta del pueblo y los chicos de la escuela debían estar bien preparados vino un inspector a observar las clases. Este inspector comenzó a sospechar del niño Juan Darién porque éste al tartamudear y emitir un ruido extraño causó intriga en el inspector. Después de hacerle algunas preguntas, concluyó que Juan Darién era en realidad un tigre. Y como el inspector odiaba a los tigres, aconsejó que había que matarlo antes que él lo hiciera con la gente del pueblo.
Dicho esto y corrida la voz en el pueblo, se desató un odio tenaz contra Juan Darién. También buscaron la manera de probar que el niño Juan Darién era en realidad un tigre. Así, pidieron ayuda de un domador de fieras para que le descubriera sus rayas de feroz tigre. Encerraron al niño en una jaula con unos perros, pero nada sucedió. Al fracasar el domador y los perros que él había traído para la empresa de develar la verdadera naturaleza del niño, Juan Darién fue sacado de la jaula y apedreado.
Juan Darién era echado así del pueblo, pero antes de estar totalmente fuera de él, una mujer lo acusó de haber querido matar a su hijo. Esto le valió la condena definitiva, por lo que fue quemado en los fuegos artificiales y aquí finalmente el pueblo pudo ver al tigre que se escondía en el niño. Pero el niño tigre no estaba muerto, aunque quedó con muchas heridas, pudo internarse en la selva. Después de cierto tiempo, regresó al pueblo y se vengó, arrebató al domador de fieras y lo quemó en un cañaveral.
Una vez hecho esto, fue al pueblo y visitó a su madre muerta en el cementerio y junto al nombre de ella en la tumba, escribió Juan Darién. Además que le reconoció el hecho de haber sabido respetar el derecho a la vida de otros seres.
Grosso modo lo anterior es el argumento del texto o algo como la primera comprensión del cuento, sin embargo queda por establecerse qué nos quiere comunicar el autor con el mismo. En este sentido, podemos sugerir nuestra tesis. Creemos que la idea central es oponer la supuesta racionalidad del ser humano con la creencia de que los animales son salvajes y peligrosos por naturaleza.
Podemos apoyar nuestra tesis la con varios elementos. Vemos en la historia que los hombres actúan con fiereza contra el niño-tigre. Como una jauría, atacan al pobre Juan Darién y quieren acabar con él a como dé lugar. Las diversas situaciones del texto en donde se destaca el ataque a Juan Darién, configuran al hombre como irracional, carente de sentimientos, de respeto hacia la vida de otros seres. Y sobre todo, se muestra al ser humano como lleno de pasiones, que cuando se sale de control puede desatar instintos muy bajos.
Esto nos lleva a considerar que el ser humano no puede aceptar la diferencia. Juan Darién es despreciado por tener el pelo áspero, ojos claros y ser muy bueno. Pensemos en nuestras sociedades, las personas que se destacan o que sobresalen por encima de otras, son miradas con envidia y hasta desprecio por los otros. Juan Darién representa la diferencia y en ese sentido es atacado. Llevemos esto al contexto político venezolano, por ejemplo, en donde las personas son atacadas por no compartir las ideas políticas del grupo que está en el poder.
Es muy fácil señalar al otro cuando no se parece a uno o actúa como queremos. Normalmente, queremos imponer nuestros pensamientos a los demás, queremos homogeneizar a los puntos de vista y por eso castigamos la disidencia. Algo análogo le sucede a Juan Darién, se le ha configurado como tigre en el cuento, solamente para marcar una diferencia y mostrarnos la intolerancia.
Por otro lado, se muestra a ciertos animales como tiernos seres. Un tigre que convive con hombres, una culebra mansa y unos perros que mueven la cola de contento. El tigre, animal de la selva por naturaleza convive en un ambiente urbano con seres humanos y quiere instruirse a partir de ellos, la culebra no ataca a la mujer y al contrario la ayuda en su pena y los perros ven en Juan Darién a un buen muchacho.
Así, trataremos de sostener nuestra tesis anteriormente propuesta con los elementos que nos presta el texto. Trabajaremos entonces la oposición hombre/animal y sobre todo cómo se configura la relación perversa del hombre en contra del animal y cómo el autor presenta a los animales como tiernos seres. Claro está, el uso de los animales en el cuento tiene la intención de crear la diferencia entre diversos seres vivos, pero que nos lleva otra vez a la idea del rechazo de las personas que son distintas o que piensan de manera contraria a nosotros.
Como menciona Gadamer sobre la importancia del todo y las partes y las partes y el todo, estamos estableciendo una tesis general previa para todo el texto –irracionalidad humanas versus la amistad animal o la no irracionalidad animal-, ahora tenemos que ir a las partes o elementos del texto que sustentan nuestra hipótesis y que nos llevarán a una interpretación más objetiva.
El hombre
Rousseau decía que el hombre era bueno por naturaleza y que son las circunstancias las que modifican su conducta. Sin embargo, aunque la primera parte de este enunciado sea verdadera, cuando el hombre no es bueno, es terriblemente malo. No significa que el hombre esté ubicado en uno de los extremos, sino que todos en alguna mdida estamos compartimentados en lados buenos y malos.
Vemos estos dos comportamientos reflejados en Juan Darien. Pero particularmente más uno que el otro. Destaca la parte horrible sobre la parte buena en nuestro cuento.
La parte buena y piadosa del hombre la vemos reflejada en principio por la actitud abierta y compasiva de la joven mujer que recibe en su seno al tigrecito recién nacido. Para ella, en su estado de tristeza por la muerte de su hijo, habría podido ser fácil aniquilar al tigre por estar pasando por una frustración. Sin embargo, lo “llevó a su seno y lo rodeó con sus grandes manos. Y el tigrecito, al sentir el calor del pecho, buscó postura cómoda, runruneo tranquilo y se durmió con la garganta adherida al seno maternal” (pág. 1)
Vemos de esta cita que ha primado el aspecto maternal de la mujer antes que el odio ciego contra un animal salvaje. Sin embargo, también podríamos sugerir que se ha impuesto el egoísmo de la joven mujer, pues ella para pasar su pena y encontrar alivio a su pesar ha tomado el animal sin pensar en el sufrimiento que le acarrearía en el futuro al tigrecito. Si bien es cierto que ha salvado una vida, nos queda la duda si lo hizo por el animal mismo o como ser sustituto por el hijo que había perdido. Si ella sabía que en su pueblo no se querían las fieras salvajes, ¿por qué lo tomó? ¿No imaginaba que le estaba creando un terrible sufrimiento futuro cuando los hombres descubrieran la verdadera identidad a Juan Darién?
Si revisamos los atributos de Juan Darién, también notamos que es descrito con rasgos muy positivos, “Juan Darién era, efectivamente, digno de ser querido: noble, bueno, generoso como nadie… ¿Acaso por ser salvaje en el fondo de su naturaleza?” (pág. 2).
Llama la atención la postrera pregunta, porque se está sugiriendo que la bondad de Juan Darién se debe a su origen salvaje y no al humano.
Hemos visto que el ser humano es bueno, tiene sentimientos nobles y puede expresar el amor incluso a una criatura salvaje. No obstante, el hombre también es malo y a veces terriblemente malo, como se configura en la oposición hombre y animal del cuento.
Podemos inferir del texto que en general la gente del pueblo tiene una percepción de los animales salvajes como enemigos de los hombres por naturaleza, y esto es de hecho es así. Tenemos la idea que los animales son peligrosos y por ello siempre los situamos a ellos en la selva y a nosotros en la ciudad, en la urbe, como supuestos seres civilizados. Esto lo notamos cuando la joven mujer siente temor de que su animalito sea matado por el pueblo si los habitantes se enteran de la situación.
En este sentido, a través del texto podemos percibir que el hombre es el animal y el animal muestra rasgos más bondadosos. Incluso, el ser humano va contra él mismo y con más fiereza todavía contra los seres salvajes.
Esto se nota al principio cuando un hombre entra con su revólver para matar a la fiera que escuchó rugir y por el odio que el pueblo le expresa a Juan Darién. El odio humano se va a salir de su cauce cuando el inspector descubre el verdadero origen de Juan Darién y sugiere su sacrificio. Llaman la atención estas palabras suyas, “parece un hombre, y con los hombres hay que proceder con cuidado”. En realidad, el inspector ha descubierto que Juan Darién representa la diferencia y ante la diferencia el ser humano pareciera perder el raciocinio y pierde el control. Cuantas veces no nos hemos peleado por puntos de vistas diferentes, por no compartir las mismas ideas religiosas o por tener un dogma político diferente.
El inspector nos está alarmando del peligro que puede representar el ser humano. Por que las personas estamos sujetas a las pasiones, así digamos que somos muy racionales y respetuosos de las diferencias. Cuando las personas Juan Darién puede ser potencialmente más peligroso en su estado humano que animal. Se supone que los peligrosos, por los instintivos y salvajes, son las fieras y con ellos si se debería proceder con bastante cuidado. Pero el inspector está asignando esta idea a Juan Darién, que aunque de origen animal, está en estado humano.
Así la fiereza y lo salvaje de lo humano sale a florecer cuando el inspector aconseja el asesinato de Juan Darién y el pueblo, como una masa desbocada por las pasiones y sin racionalidad, va en busca de Juan Darién a su casa y lo sacan para llevarlo a su acabose. Esta parte del texto nos evoca a Jesús, que por querer transmitir nuevas ideas fue también apedreado, traicionado y matado. Él sólo pensaba y hacía cosas distintas y eso fue el mayor motivo por el que se le llevó a la cruz.
El pueblo vive un éxtasis y como enceguecido exige ver las rayas de tigre de Juan Darién. La gente del pueblo se ha plantado un objetivo y ya nadie lo sacará de ahí. Algo análogo a las masas que tienen un ideal político o los fieles de una religión, caen irracionalmente en una creencia y difícilmente salen de ahí hasta estar satisfechos.
La maldad humana se torna visible cuando encierran a Juan Darién con unos perros para que éstos ataquen al muchacho, cuando lo apedrean y finalmente, cuando lo queman en los fuegos de artificio.
Han buscado diversos métodos para acabar con Juan Darién y lo han conseguido. Querían ver las rayas de un tigre y lo han logrado. Con su comportamiento salvaje han acabado con una vida, pero esa ha sido la única manera de ver complacido sus instintos destructores. Esto nos confirma que las personas exaltadas ven lo que quieren ver, buscan lo que quieren encontrar. Así necesariamente, cuando atacan o se actúen despiadadamente no tengan razón.
Juan Darién fue acusado y matado sin habérsele encontrado delito alguno. Se le acusaba de posiblemente devorar a los hombres por su condición de salvaje, pero la historia se dio al revés, él fue devorado por los “bondadosos humanos”. Los humanos fueron terribles con él, todavía teniendo él figura humana. No respetaron ni siquiera a uno de su especie, tomaron una actitud instintiva de defensa que los puso al nivel de salvajismo que ellos mismos atribuían a los animales salvajes.
Echemos un vistazo a la forma en que los animales son presentados en el texto.
Los animales
La idea humana es que los animales salvajes son peligrosos por su naturaleza y por lo tanto hay que temerles. Sin embargo, en Juan Darién notamos una percepción diferente.
Los animales son presentados con rasgos bondadosos. El tigrecito es una fiera indefensa y ya cuando está desarrollado como Juan Darién, es un ser noble y generoso. Él no siente ningún odio hacia los humanos y los animales dañinos y lo que le interesa es educarse. Instruirse entre los hombres para quizás ser como ellos, pero vemos que la educación sirve de poco para los humanos del cuento. Es un inspector educativo quien lo acusa, ¿no se supone que entre la gente educada debe haber mayor tolerancia y comprensión? No es el caso aquí, es en la escuela donde se inicia efectivamente su condena.
Cuando Juan Darién regresa a su condición de tigre y consuma su venganza con la muerte del domador, no podemos pensar que el tigre actúa salvajemente y que los humanos tenían razón. Recordemos que el tigre mantiene tres cosas humanas: “el recuerdo vivo del pasado, la habilidad de sus manos que manejaba como un hombre, y el lenguaje”. (pp. 6-7). El recuerdo vivo del pasado es lo que le permite vengarse. Es una propiedad humana buscar siempre la venganza, porque como dice el dicho: “se perdona pero no se olvida” y el tigre no olvidó porque al tener un rasgo humano actuó de tal manera, pues el humano es el único ser que no descansa hasta ver saciada su hambre de venganza. Esto, igualmente, nos recuerda que todos llevamos una bestia adentro y a veces actuamos en consecuencia.
El haber mantenido esos rasgos humanos le permitió comunicar, utilizar el lenguaje para agradecer a su “madre” y escribir con su propia sangre su nombre en la tumba de ella. Vemos al tigre como un ser noble, agradecido y fiel a su madre.
El tigre tiene una importancia capital para el cuento y para la configuración irracional del ser humano. El tigre es como la otra parte del hombre, la que oculta, la que tiene escondida en las selvas más profundas de su ser. El tigre es instintivo por naturaleza, como naturaleza es el hombre. Posee la cualidad de agazaparse para atacar, como lo hace el hombre cuando ataca o traiciona. El hombre esconde sus intenciones y de pronto las deja salir y con este ataque traicionero quiere deshacerse de sus enemigos o de los que actúan o piensan diferente. Análogamente, el tigre persigue a sus víctimas sigilosamente y atacan cuando ellas menos lo esperan.
Ahora veamos el caso de los perros, aunque son perros de caza, ellos no vieron en Juan Darién un tigre de tal manera que no atacaron, pero aunque no hubiesen visto un tigre por naturaleza debieron haber atacado porque estaban solos en una jaula con la “presa”. Al contrario, los perros vieron en Juan Darién un chico bueno y ellos mostraron su amistad al mover la cola. Los perros, probablemente no vieron en Juan Darién que a alguien de su misma condición, otro ser que no presenta gran diferencia con ellos. Esto nos lleva a reflexionar en el siguiente punto. Los perros no ven diferencia con Juan Darién que está en condición humana, pero los hombres si destacan la diferencia de Juan Darién y no le toleran eso. Vemos que los seres humanos somos configurados como menos tolerantes.
De hecho en el texto se destaca ampliamente la intolerancia. La intolerancia a ser diferente. Juan Darién es condenado por ser una persona buena, muy estudiosa, de pelo áspero y ojos claros. Es común que en nuestras sociedades no se tolere la diferencia, siempre hay la envidia y no el querer que el otro se distinga.
Por último, queremos destacar la culebra. Es mostrada como “mansa, vieja y sabia” (pág. 1). Es una culebra que no ataca sino que da consejo a la joven mujer y un consejo bueno. Normalmente la culebra es asociada con el mal desde tiempos bíblicos, pero el texto presenta otra concepción. Es mostrada como un ser con palabras mágicas y sobre todo como el ser que posee la verdad, ya que todo lo que le dice a la joven mujer, se cumplirá. En la Biblia la mujer engaña a Adán y Eva para que coman el fruto prohibido, aquí la culebra se hace amiga de la mujer y nada de lo que dice es un engaño, sino palabras que se cumplirán proféticamente.
¿A qué nos lleva la oposición hombre-animal?
Nos lleva a crear una diferencia entre el ser humano y los animales y, particularmente, a asignarle a cada uno de ellos ciertas características. Al hombre se le asigna al rasgo de ser superior, bueno por naturaleza y de conmover con sus sentimientos. Al animal, de ser peligroso e instintivo. Sin embargo, vemos en Juan Darién que estas posiciones se revierten al mostrarse un ser humano conducido por las pasiones e instintos de defensa que desembocan en la muerte de otro ser. Y se nos muestra a los animales como dóciles, sabios, buenos, mansos y carentes de agresividad.
Sin embargo, el hecho de que haya una diferencia apriorística tan amplia entre los humanos y los animales en general, hace que los primeros tengan la voluntad de matar sin mucho pensar. Que los hombres no respeten la vida de otros seres.
El gran reclamo que encontramos en el texto es que la vida se debe respetar, poco importa el ser, sea éste humano o animal, mientras exista en el universo, se le debe permitir vivir. Y así de hecho lo hace saber el tigre cuando agradece a su madre, “Tú sola supiste, entre todos los hombres, los sagrados derechos a la vida de todos los seres del Universo. Tú sola comprendiste que el hombre y el tigre se diferencian únicamente por el corazón”. (pág. 8).
El tigre nos dice que no importa como se manifieste la vida, sigue siendo vida y no hay derecho para arrebatarla. Además que es una cuestión de sentimiento lo que diferencia al tigre del hombre, la capacidad de querer, comprender y perdonar es quizás humano, pero eso no le basta al hombre para dejar comportamientos irracionales.
Conclusión
El último punto del círculo es la aplicación o la transmisión de la intención del autor a través del intérprete. Si llevamos la historia de Juan Darién a nuestro contexto, experiencias y cultura, llegaremos a la conclusión de que cada día mueren muchos Juan Darién. Podemos señalar las corridas de toros, en donde un animal indefenso es sometido al supuesto valor de un hombre o las peleas de gallos, en donde, los animales como objetos son sometidos a una riña que no les pertenece. Cabe mencionar también las personas que matan un perro, por el sólo hecho de que ellos son humanos y el can es una vida inferior.
El ser humano ha utilizado esta concepción de superioridad para imponerse a seres vivos supuestamente inferiores y en consecuencia acaban sin mucha mesura con otros tipos de vidas que no sean humanas. Esto no significa que los humanos no se maten entre ellos mismos; no obstante, queremos hacer notar la posición de inferioridad del animal ante el hombre y la recalcada diferencia entre uno y otro.
Bibliografía
- Beuchot, P. M. (1997). Perfiles esenciales de la hermenéutica. México: Universidad Nacional Autónoma de México.
- Gadamer, H.G. (1994). Verdad y Método II. (2ª. ed., trad. de Manuel Olosagasti). Salamanca: Ediciones Sígueme.
- Quiroga, H. (1912). Juan Darién.
- Ricoeur, P. (1995). Teoría de la interpretación. Discurso y excedente de sentido. México: Siglo XXI Editores.
- Rodríguez, Y. (2002). La hermenéutica aplicada a la interpretación del texto. El uso de la técnica del análisis de contenido. Revista ciencias de la educación, año 2. Número 20.

8 comentarios:

Juan Darién dijo...

Excelente trabajo, Nelson. Actualmente mi seudónimo artístico es Juan Darién, por el enfrentamiento del ser natural al entorno civilizado, urbano, generalmente más duro que el medio natural al que tanto se teme. Puedes ver mi trabajo en www.juandarien.com. Un abrazo.

Nelson Méndez dijo...

Hola Juan Darien,

Gracias por tu comentario.

Saludos

Isabel García dijo...

Lo leeré para compartir en clase con mis alumnos!

Isabel García dijo...

Lo leeré detenidamente para luego compartir en clase con mis alumnos.

Anónimo dijo...

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